¿Omar Bazán al Estatal? - Anaya, AMLO, Beltrones, Basave: las Estrategias. - El Grupo Delicias se reagrupa
Los periodos preelectorales
comienzan en México cuando se acaba la elección. Posiblemente se lo debemos a
don Vicente Fox que nunca terminó de sentarse en la silla presidencial precisamente
por su perfil ridículo, decir que poco serio sería un eufemismo mayor. Cuentan
que el tipo pasaba meses sin hablar con algunos de sus secretarios y que a
veces solo iba un par de horas a la oficina. En fin, así como nunca terminó de
sentarse, tampoco se quiso ir. Se ha quedado ahí, adicto a la atención pública.
Fiel a su necesidad de llamar la atención, inamovible en su intención de volver
una bufonada cada tema que aborda.
Ganó las elecciones con un
duro voto antipriista castigador; pero como nadie le creyó que fuera el
Presidente después de unos cuantos meses en el puesto, rápidamente se desató un
periodo preelectoral de facto. Ahí fue cuando creció Andrés Manuel López
Obrador, cuando los gobernadores priistas se sintieron presidentes en sus
estados y cuando el pan quiso emular a su antecesor y sacar al nuevo titular del
ejecutivo del círculo más cercano al presidente. Obviamente no se logró.
Calderón tuvo a millones de
zurdos y sociedad civil complicándole el gobierno; así que todos lo vimos débil
rápidamente y como buen “contrafóbico” llevó el ejército a las calles.
También a este señor se le
adelantó la sucesión; con un Peña que comenzó a ser trabajado como magnífico
producto electoral incluso antes de que Calderón tomara el cargo.
Regresó el PRI a los pinos pero
ya se le hizo costumbre al pueblo mexicano, y sobre todo a la clase política,
vivir pensando en las siguientes elecciones. Ya antes nos ocupamos de hablar de
los presidenciables más claros y sus atributos; ahora podemos ver las
estrategias partidistas.
AMLO es dueño de su partido,
como siempre lo ha sido de su grupo. Él no negocia, o difícilmente lo hace;
tener un partido sin corriente crítica interna hacia su persona lo propulsa
particularmente ahora que podrá estar en medios de comunicación como dirigente
del partido. De manera por demás contundente, MORENA le dijo al país que tienen
candidato y ahora que es legalmente el dirigente, se paseará frente a los
reflectores mediáticos de una manera legal y permanente.
Algo así como lo que
quisieran Manlio y Anaya. Pero en estos dos partidos sí hay corriente crítica
fuerte. Ambos partidos son poderosos pero ese poder está dividido entre
diferentes grupos. El PRI oficializa lo que ya se hacía de una u otra forma, el
impulsar como candidatos a quienes no hubieran estado con ellos antes; esto sólo
si es viable a juicio de las lúcidas mentes directivas. La estrategia parece
clara, los independientes amenazan con desbocarse y como a algunos empresarios
que no alcanzaron a ser accionistas claros de los partidos mayoritarios les
parece llamar mucho la atención invertir por esa vía; mejor prevén la
posibilidad de conquistar personalidades externas ofreciéndoles las condiciones
propicias para catalizar el alcance personal que ya tengan. Es pues, una
estrategia antibronco, o de hacerse de amigos broncos.
Anaya ahora que impulsa su
carrera por la presidencia como si de un AMLO se tratara, aferrado de la
dirigencia de su partido, se ha visto cada vez más en la penosa necesidad de
cobrar favores y prometerlos, a cambio de que las huestes blanquiazules no se
le escurran entre los dedos y vayan a apoyar a Zavala. La esposa del
expresidente es posiblemente la mayor obstrucción que el exhijo político de
Madero tiene.
En esta columna no creemos
que Basave aguante mucho como buen manejador de las tribus perredistas. Un partido
en flagrante descomposición, donde cada vez surgen más obradoristas, no puede
soportar mucho sin hacer aguas. No obstante la estrategia de los del sol azteca,
es repartir lo que hay mientras haya; así que cada grupito representativo
obtuvo algo en el comité nacional.
Marco Quezada, Jorge Esteban
Sandoval, Víctor Valencia y Oscar Villalobos no son improvisados en materia
política. Tampoco son los favoritos para obtener la candidatura del tricolor;
pero están muy conscientes de que su fuerza conjunta puede ser un factor de
peso, así que se juntaron a dialogar.
A dialogar y a hacer ruido,
los medios de comunicación y los grillos locales inmediatamente hicieron eco de
la reunión. Manlio Fabio tiene un asunto complejo qué tratar; no por la
decisión, esa sale y ya, la mayoría la obedecerán sin oponer mayor
inconveniente, siempre fieles y disciplinados soldados del partido. El problema
es que el porcentaje de inconformes podría simplemente mostrar su incomodidad a
través de la pasividad electoral, dejando huecos abiertos para ser aprovechados
por Acción Nacional o por algún independiente. Y en el peor de los casos,
aunque ya después del desistimiento de la Fiscalía en el caso Quezada suena
algo improbable -aunque no imposible-, que hubiese uno o más grupos jugando las
contras con algo más que esa simulación lo cual no solo pondría en riesgo la
gubernatura sino las condiciones adecuadas para los intereses de la sucesión
presidencial. Porque aunque Chihuahua no represente un alto porcentaje de
votos, Beltrones sabe que el PRI lo va a tener muy difícil en 2018 y cada
sufragio mueve la balanza.
Garfio o Serrano. Palacio de
gobierno no cede, ni cederá, conservar la silla para el régimen actual dependería
de ellos. Hay que dejar gobernador afín.
Por muy institucionales que
puedan ser en la elección los precandidatos, suponiendo que hubiera un pacto
local viable, un atorón del centro del país y un interés mayor por ganar la
gubernatura que por quitarse las enojadas de celo de grupo; lo cierto es que más
de la mitad de los aspirantes actuales le cerrarían con mucho gusto las puertas
de palacio al actual, si alguno llegara.
Es Omar Bazán, parece.
Miguel Ángel González está siendo muy golpeado, el historial que tiene de cosas
buenas no está saliendo a relucir, pero sí las otras. Bazán podría estar siendo
preparado para tomar las riendas del pri estatal el próximo 28. Chela hace su
luchita porque así sea, y parece que Beltrones siempre sí le responde las
llamadas al muchacho de don Artemio.
Habrá que esperar pocos
días, si fuera Bazán el ungido también podría entenderse como un mensaje Beltronista,
aunque claro, el que decide está en los Pinos y como que no termina de
decidirse.
Así está el Juego Político, pues.