Señales de que tu perro está destruyendo tu vida social y amorosa
1. Cancelar planes por su culpa
Típico que nos invitan a salir inesperadamente pero se nos olvidó limpiar el espacio destinado para nuestro perro/gato. No vamos, total, las citas van y vienen, los perros no.
2. Registrar su crecimiento
Hay a quienes les puede resultar un poco patético nuestro álbum de fotos en el celular, en el que llevamos registro del crecimiento de nuestro hijo perro adoptivo. Y no sólo eso, nuestro Instagram también está lleno de estas intimidades que a pocos le interesan.
3. Preocuparnos porque se quedó solo en casa
Ni cuando nos asaltan sentimos tanto estrés. Al dejar sólo a nuestro perro creemos que se va a poner a llorar, que hará un caos en nuestro hogar, o que llegaremos y estará en depresión total... Aunque no puede ser más deprimente que nuestra mente creando todos estos escenarios. ¿A quién le importa la fiesta cuando puedes estar acostado con tu perro/gato calentándote las piernas?
4. Sobrevalorarlo
Claro que pueden aprender trucos, que son inteligentes, que tienen toda la capacidad para entender por qué no hacer tal o cual cosa pero... No falta la persona que en las fiestas se quiere lucir diciendo: "El otro día dijo 'mamá'" o cosas peores (como que tiene el don de bailar o reírse, como humano). Bueno, uno que otro sí despunta talento, luego de horas y horas de atención.
5. Pagar tratamientos de belleza y visitas al spa carísimos
Comida gourmet, ropita que le quede y lo proteja del frío, una casa que parezca casa de muñecas, juguetes que ya hubiéramos querido tener de niños, shampoo especial, jabón especial, loción especial, collar de plata con el nombre brillante. ¿Qué sigue? ¿Entregarles la vida de nuestros padres? (Porque la nuestra ya es suya).
6. Compartir la cama
Obviando el serio problema de higiene, ¿qué pasa cuando el perro duerme al lado nuestro y ni siquiera dejamos que nuestra madre, hijo, tía o primo intente sentarse? Y ni imaginar una noche de pasión con el ligue, que tendrá que chutarse la mirada escrutadora del perro/gato. Y su curiosidad por saber qué está pasando.
7. Sentir celos cuando prefiere a un desconocido
No hay nada más frustrante que verlo desvivirse por alguien más. Cuando somos nosotros quienes nos encargamos consentirlo, darle de comer, lavar su lugar, bañarlo, etcétera..., y resulta que él va y frota a un/a sujeto/a que lo enamora sin decir "agua va".
8. Las cuentas del veterinario
Preocuparse por algo fuera de lo cotidiano está bien, pero hacer panchos porque sus huellitas están marchitas o porque sus encías están demasiado enrojecidas sí está de loquero. O sea, está bien que lo procuremos, pero de vez en cuando podríamos aprovechar para ir nosotros al médico a checarnos, en lugar de andar de hipocondriacos.
9. Tener profundas conversaciones con ellos
Sin comentarios...
10. Culpar a todos, menos al perro
Él no tiene la culpa de nuestras decisiones, ni de entregarnos más lealtad que nuestra mamá o que cualquier otra relación amorosa. ¿Y todavía preguntan por qué abandonaríamos todo por ellos?
Fuente: Prodigy
- Por: Juego_político -
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